En un barrio característico de Valencia, La Petxina, un local diáfano de unos 90 m2 se convierte en un lugar donde el cliente experimenta sensaciones y confianza en manos de los mejores especialistas.

Este local necesitaba dos zonas claramente diferenciadas, como son la zona de trabajo y la zona de lavado del cabello, para ello entre ambas salas se crea la zona de preparación de tintes. Todas las estancias principales se encuentran bien iluminadas buscando emplear la máxima luz natural, sin olvidar la privacidad necesaria para los clientes. Al fondo del local encontramos un patio amplio, que aporta mucha luz a la peluquería.

Este proyecto ha ido evolucionando desde el principio junto al equipo de diseño de branding y publicidad. La elección de los materiales y colores utilizados, forman parte de toda una marca, desde el propio logo, hasta el más mínimo detalle de decoración. Se ha optado por jugar con colores muy extremos como el blanco y el negro, y un color de unión como el dorado.